El dolor en pies y tobillos representa una de las molestias físicas más comunes, con múltiples factores desencadenantes. Pese a la capacidad del pie para soportar toda una vida de actividad, su estructura, compuesta por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, tendones y ligamentos, lo convierte en una región susceptible a lesiones y deterioro.
Según explicó el Dr. Travis Hanson, cirujano ortopedista del Hospital Houston Methodist, «personas de todas las edades pueden tener dolor en los pies y diferentes afecciones». No obstante, con el paso del tiempo, el desgaste natural del cuerpo puede derivar en microdesgarros, tejido cicatricial y cambios degenerativos que afectan tanto articulaciones como tejidos blandos del pie.
NotiPress tuvo acceso exclusivo a este análisis, donde el especialista puntualizó que la rigidez articular también se relaciona con el dolor. Este tipo de rigidez, común en casos de artritis, tendinitis o fibromialgia, puede incrementar la tensión en determinadas partes del pie y tobillo. «La rigidez articular es algo que trabajamos bastante en muchas condiciones del pie, y los estiramientos suelen ser una parte clave del tratamiento», señaló.
Entre otros factores están las lesiones agudas, como torceduras, y las crónicas, resultado del uso excesivo de determinadas zonas. «Las lesiones por uso excesivo son como doblar un clip metálico», explicó el doctor. «Una vez que fuerzas una estructura del pie o tobillo hasta el punto de fallo, es más probable que termines con una lesión».
Permanecer de pie por periodos prolongados, especialmente sobre superficies duras y sin un calzado adecuado, puede generar molestias, en particular si se suma el sobrepeso. «Si lo haces sobre superficies duras, con zapatos inadecuados, con sobrepeso o con rigidez articular, entonces esos factores sí pueden terminar causando molestias», advirtió Hanson.
Respecto al calzado, el experto enfatizó que no existe un único zapato ideal. «Muchos pacientes vienen preguntando cuál es el mejor zapato, pero no existe un solo zapato perfecto». La elección depende de la condición de cada pie, y en caso de patologías específicas, pueden requerirse diseños como la suela rocker bottom, que facilita la marcha.
Por su parte, el sobrepeso incrementa la presión sobre las articulaciones, tendones y músculos. Un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 25 se considera sobrepeso; con un IMC mayor a 30 se clasifica como obesidad.
Hanson también describió dolencias comunes según la zona afectada. En el tobillo, suelen presentarse esguinces, inflamación y artritis. La parte trasera del talón puede presentar tendinitis aquílea, espolones óseos o desgarros. «Cuando hay dolor en la parte trasera del talón, muchas veces está relacionado con el tendón de Aquiles», explicó el médico. Esta afección puede tratarse con estiramientos, hielo, fisioterapia y, en última instancia, cirugía.
En la planta del pie, las condiciones más frecuentes incluyen fascitis plantar y pies planos. Esta patología suele manifestarse como dolor al dar los primeros pasos tras levantarse. En el empeine, pueden observarse artritis o espolones, mientras que en los dedos son comunes los juanetes, dedos en martillo y gota.
Algunas molestias pueden ser síntomas de condiciones más amplias. «Hay muchas condiciones en las que, como cirujanos de pie y tobillo, terminamos siendo los primeros en diagnosticar un problema sistémico en lugar de algo localizado», indicó Hanson.
Para mantener los pies saludables, el Dr. Hanson recomendó incluir estiramientos en la rutina diaria. El estiramiento del corredor es uno de los más efectivos para aliviar la tensión en las pantorrillas. Mantener un peso saludable y realizar actividad física también contribuyen a reducir el riesgo de lesiones y mejorar la estabilidad del pie.
NotiPress/Martín Olivera