Aumentan los casos de trata sexual disfrazada de trabajo digital

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Redes de trata sexual utilizan plataformas digitales para explotar a mujeres jóvenes desde Argentina. Las víctimas transmiten actos sexuales en vivo mientras son vigiladas, amenazadas y obligadas a cumplir horarios frente a la cámara. El fenómeno se multiplicó tras la pandemia.

Las transmisiones ocurren desde casas, hoteles o departamentos alquilados. Detrás hay personas que controlan cada movimiento. Deciden cuándo se transmite, con quién se interactúa y cómo se responde. A veces lo hacen en persona, otras desde sistemas de monitoreo remoto.

Alejandra Mángano, fiscal cotitular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) advirtió que muchas mujeres creen tener libertad. En realidad, están atrapadas en un circuito donde no eligen ni el contenido, ni el precio, ni el uso de sus imágenes. «Lo que hemos notado es un sistema de control», afirmó.

Por su parte, las amenazas son parte del mecanismo. Si no cumplen, los explotadores amenazan con divulgar el material íntimo. «Estas amenazas muchas veces son cumplidas», aseguró Mángano. Las consecuencias afectan su vida personal, su trabajo y su entorno familiar.

Al inicio, las víctimas ingresan produciendo contenido grabado. Luego hacen transmisiones en vivo. En algunos casos, terminan obligadas a tener encuentros físicos con los clientes. Todo bajo coerción, explicó un comunicado del Ministerio Público Fiscal al que tuvo acceso NotiPress.

La demanda no está en Argentina. Los consumidores están en el exterior. Las redes conectan a mujeres vulnerables con clientes en países ricos. Eso obliga a abrir investigaciones penales que cruzan fronteras.

Esto obliga a las fiscalías a actuar rápido y coordinar acciones con otros países. Las imágenes no se detienen. Una vez subidas, no hay forma de volver atrás. «El material íntimo se vuelve absolutamente incontrolable», advirtió Mángano.

El negocio se alimenta del anonimato, la pobreza y la falta de regulación digital. Las redes ya no usan burdeles. Usan departamentos, plataformas de streaming y sistemas de pago online. Las mujeres, mientras tanto, quedan atrapadas frente a una cámara.

NotiPress/Francisco Vicario